Emily Dickinson. I’m Nobody! Who are you?

  • Roberto Matamala Elorz

Abstract

He reencontrado a la admirada Emily  —tan provinciana, tan falsamente provinciana, la ocultadora, la reveladora—   en un Narciso de mis ocupaciones cotidianas. Y de allí, en algún insomnio, tratar traicionando develar alguno de sus versos, algo de su música, un ritmo que se añore, algunos de sus velos traicioneros proyectados sobre las humildes cosas; ese mismo velo, aquel el que obsesionaba a Nietzsche, el gran traidor. Por lo tanto, lean lo traicionado apenas como el aliento del que devela.

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