Sebastián Santander Lazo2 Bibliotank, Leer es Resistir 3
La problemática sobre las identidades no sólo cruza a las ciencias sociales, sino también, y de carácter más emergente como urgente, en la creación de políticas de gestión cultural enfocadas en el fomento lector y las prácticas lectoras que estas constituyen. Los procesos de construcción de diversas subjetividades, especialmente sexogenéricas, a través de las trayectorias o las experiencias de lecturas en el contexto del desarrollo de un nuevo saber y hacer de la biblioteca, en tanto campo y espacio en el cual se entretejen vinculaciones y estrategias socio-simbólicas orientadas tanto al desarrollo humano como a los derechos culturales, son los principales aspectos a desarrollar en este trabajo. El objetivo es evidenciar el rol que juegan las colecciones de las bibliotecas públicas en el reconocimiento y fortalecimiento de los derechos identitarios de las lectoras y los lectores.
Palabras Claves: Lectura, identidad, LGBTIAQ+, Derechos culturales, biblioteca.
The issue of identities not only crosses the social sciences, but also, and more emergently and urgently, in the creation of cultural management policies focused on the promotion of reading and the reading practices that these constitute. The processes of construction of diverse subjectivities, especially sex-generic, through the trajectories or experiences of reading in the context of the development of a new knowledge and making of the library, as a field and space in which links and socio-symbolic strategies oriented both to human development and cultural rights are interwoven, are the main aspects to be developed in this work. The objective is to demonstrate the role played by public library collections in the recognition and strengthening of readers’ identity rights.
1 Idea tomada del texto: “Acercamiento a los jóvenes y la lectura” de Michel Petit. Gracias a la autora, desde la lejanía, por mostrarme lo importante de mi labor como bibliotecario y el valor activista que tiene la lectura.
2 Artículo escrito y presentado para el Primer Encuentro de Gestores y Animadores Culturales, 2009. Revisado el 2011 y actualizado en el uso de lenguaje el 2023.
3 Bibliotank Soluciones Lectoras, consultora especialista en la promoción del libro, la lectura y las bibliotecas http:// bibliotank.cl
Keywords: Reading, identity, LGBTIAQ+, cultural rights, library.
El proceso de lectura —si estuviese ligado a un enfoque particular— plantearía la situación del lector de manera no academicista y de exploración más ambiciosa, como lo puede ser la lectura de textos con enfoque de Género (Letras en Género, 2019) o en nuestro caso la literatura con temática LGBTIAQ+.
Esta perspectiva, aplicada a textos narrativos “transgresores” en su mayoría de los roles de género y las identidades sexuales “normales” (referido a las identidades heteronormativas y los roles clásicos de femenino Rosa y Masculino Azul4) permite el descubrimiento, el replanteamiento y la creación de una identidad alternativa.
Esta identidad alternativa, donde el individuo se refleja tanto en una sublimación sexual de la lectura (como vertedero de características de su experiencia social no apta para el medio heteronormativo), como en la visualización de alternativas sociales sesgadas, incluso tachadas y penalizadas en cuanto a lo que la sexualidad como aspecto humano nos plantea en contextos de consentimiento.
Nos encontramos con lecturas obligatorias de textos desactualizados de las exigencias y experiencias sociales actuales, en el sentido de implicaciones contextuales en el medio educativo como lo son los clásicos de la literatura: El Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina o Hamlet de William Shakespeare, entre otros, son textos que narrativamente pueden despertar en los lectores diferentes intereses, en su mayoría literarios
—tal vez, de otra índole si son ligados a los Objetivos Transversales en Educación— pero no plantean una apertura en tanto a lecturas que inciden con diferentes enfoques en las vivencias reales de las y los lectores “obligados/as”, en el mejor de los casos, entre las corrientes, géneros y artilugios literarios que se pretenden presentar, el lector/a obligado/a puede vivir una experiencia lectora enriquecedora si es que posee cierta capacidad de comprensión, asociatividad mental o pensamiento crítico, que como ya sabemos, son temas poco desarrollados y promovidos por la educación formal.
Julia Kristeva, cuando estuvo de visita a la Feria del Libro de Santiago 2011, plantea la lectura como un diálogo entre lector, texto y autor, olvidando lo anterior, transformamos al libro en un ente netamente moralizador, académico y docente, anulando así el potencial que ese diálogo triádico intrínseco a todo texto narrativo permite. Kristeva vio en los textos sobre filosofía y teoría del lenguaje —de Mijail Bajtín— que el discurso narrativo pasa de ser un monólogo (una narración pasiva de un autor en particular) para volverse un diálogo lector-escritor que se da por medio del texto. Este diálogo es primordial para entender que las lecturas obligatorias no debieran contener esta adjetivación: deberíamos estar conscientes que el escuchar al otro no es
4 Expresión básica del binarismo femenino-masculino, donde lo normal se define con un color, el cual pertenece a un género en específico, desde esta ruptura ínfima de la generación de identidad, donde por ejemplo el verde y el amarillo resultan rupturas, se plantea un sin número más de binarios, este es solo un ejemplo de cómo la “norma” es tan arraigada en las sociedades occidentales.
un acto de obligatoriedad y la lectura, por lo mismo, debe dejar de ser un acto planteado desde la unilateralidad enfocándose en la bilateral o multilateralidad de un texto frente a los sujetos lectores (Kristeva, 1984).
Si se plantean lecturas sin un enfoque definido y claro, para solo limitarnos a entregar un libro a un individuo (en el caso de las lecturas escolares), resulta poco eficaz y saludable, como una acción vacía en sí de enseñanza no predeterminada. Todos podemos escuchar, es decir, dialogar con un texto y no por esta razón entender o aprehender lo mismo de ese texto ni de la misma manera, nuestra experiencia lectora está en juego, como dice Barthes (1953) en el grado 0 de la escritura: somos cuerpo y pasado, enfrentados esta vez no al acto de escribir, por el contrario, al de leer.
En este sentido los textos LGBTIAQ+, como autoaprendizaje, son un claro apoyo social al momento del análisis interno (del sujeto), relativo a las características sexuales que cada individuo posee (identidad de género, prácticas sexuales, sexo y orientación sexual). La familia como núcleo primario socializador, no está creada para mostrar las opciones de roles —porque no son opciones de primer momento— y posibilidades existentes para su desarrollo. Por lo demás, los aspectos entregados en el proceso socializante desde la familia no tienen relación con las sexualidades en tanto a afecto/deseo, si no a la reproducción de la misma, dejando que la visión y los objetos del afecto/deseo se reproduzca de la misma manera que el género lo hace.
La Familia reproduce entonces Familia, pero no planteando una gama de opciones y tipologías5, si no la Familia creada por el aparato heteronormativo. Cuando una persona se descubre LGBTIAQ+, posee entonces un claro vacío socializante y de imaginarios posibles. Frente a esto podemos suponer que la literatura (y las artes) pueden llenar en parte ese espacio inhabitado debido a la existencia de imaginarios de la diversidad sexo-genérica en sus obras. Cabe destacar, que el proceso de selección autónoma de lecturas se convierte así en una socialización positiva, ya que el individuo toma determinaciones lectoras, no imposiciones lectoras (diferente a las Lecturas Obligatorias escolares). Por lo mismo a través de estas decisiones va conformándose paso a paso, libro a libro una identidad diferente y propia, es decir, consciente en cada proceso de lectoría.
Las trayectorias Lectoras como diálogo marcan patrones, actitudes y otros aspectos que el psicoanálisis define respecto a las capas del inconsciente, que muy bien podrían determinar de manera similar a las lecturas, donde cada línea forma parte, de mayor o menor relevancia, del sujeto que lee.
Desde la infancia, las lecturas que nuestros padres, abuelos u otros, nos realizan o no, los primeros textos que leemos en el colegio e incluso los pequeños juegos infantiles (esa práctica de
5 A pesar de que en la práctica, saliéndonos ya del discurso heteronormativo hegemónico, sí existen tipos de familias, funcionalidades y desfuncionalidades, desconfiguraciones.
oralidad que aprendimos6 colectivamente) nos conforman y son una parte más de la composición formal de nuestra identidad y visión de mundo, tanto como las vivencias y los aprendizajes familiares.
En caso de las “alternativas” de las cuales la sociedad no nos permite realmente elegir —ya que las imposiciones sociales y culturales son adquiridas de forma obligatoria en la configuración de nuestra identidad incluso antes de nacer—, estás están dadas por la textualidad. Pero ¿Qué pasa si las Lecturas Obligatorias y otros textos que leemos en nuestra vida nos dan una visión sesgada de lo que realmente la textualidad pudiera entregarnos en cuanto a esas alternativas?, Y, por otro lado, ¿Qué nos dice que existan sesgos morales, en las colecciones de bibliotecas públicas, donde el erotismo o la sexualidad como caso emblemático no posee un desarrollo? En este caso, según las características morales que nos llevan a no apoyar cierto tipo de material en las bibliotecas, se aborda de manera similar a la mayoría de las expresiones humanas censuradas por tener un carácter “inmoral”. Características que describe Ogien como:
La tendencia a pensar lo peor de las personas (esperando que todos los aspectos humanos “malvados y profanos” afloren al momento del enfrentamiento de un individuo a una expresión humana) y… No tener en cuenta el punto de vista y la autonomía de aquellos y aquellas cuyo bienestar se pretende defender (ese afán por decidir lo mejor para los demás, sin saber qué es exactamente lo mejor para los demás) (2005, p. 44).
De los puntos anteriores, se puede aplicar también esta moralidad en las bibliotecas e instituciones de educación formal obligatoria (básica y media) hasta las bibliotecas públicas, que en cuanto a la pornografía y a las prácticas sexuales se desliga de la labor formativa e informativa, con el afán de no entregar algo que pueda “dañar a los individuos”, algún material de lectura que lleve en un futuro cercano a realizar “actos perversos, malvados y profanos”, que dañen su integridad o la integridad de otros. Entonces, deberíamos agradecer que la censura que se realiza nos proteja a nosotros de sí mismos, y a los demás, de los demás.7
Entonces, ¿no son las crisis depresivas, los intentos de suicidio, las agresiones por homofobia, los daños psicológicos y/o sociales que las personas que en su identidad son parte de lo llamado LGBTIAQ+, de lo que se supone que nos protegen los que toman las decisiones en nuestro caso, de la elección de material de lectura o el material de las bibliotecas?
¿Por qué los adolescentes de 16 años, por falta de criterio formado, no pueden acceder a material eróticos, ni a textos de género o sexualidades en las Bibliotecas Públicas, pero si se pretende enviarlos a la cárcel al cometer un delito? ¿En qué medida se aplica y quién decide cuando alguien posee criterio formado o no? ¿Además, cómo se compatibiliza el consentimiento sexual —que en nuestra constitución para relaciones heterosexuales es desde los 14 años— pero no el consumo de material erótico y ni si quiera de una educación sexual integral a lo largo de la vida?
6 Lo cual podría ser tratado en un artículo diferente, con respecto a los juegos orales infantiles y su pertinencia o no, además de su influencia en los aspectos del género, la clase y la etnia o raza de una cultura, como ente primario de aprendizaje de las disciplinas y autodisciplinas del poder dominante.
7 En la revisión de este texto en el 2023, tenemos un referente de la cuestión de lo moral en las bibliotecas, como lo es el caso de la prohibición de libros en Estados Unidos que alcanza a la fecha más de 3000 obras censuradas siendo cerca de un 40% de ellas propuestas que abordan personajes, identidades y temáticas LGBTIAQ+, lo anterior gráfica de manera terrible las prácticas se sesgo frecuente de la diversidad sexual. Para más información al respecto: https:// www.ala.org/advocacy/bbooks
Para el desarrollo de una identidad sana en el sentido no normalizado, un individuo que posea una identidad sexual diferente a la norma que no genere un conflicto interno, entendiéndolo como la capacidad de integrarse a actividades sociales cualesquiera sean sin sentir una carga negativa sobre su identidad, es necesario no demonizar ciertas prácticas ya demonizadas por la sociedad chilena.
La única forma, a mi parecer, donde una sociedad que no permite el claro y sano desarrollo de sus individuos en todas sus facetas (en este caso, la sexualidad), es que los mismos individuos excluidos puedan desarrollar su identidad de forma positiva con una trayectoria lectora selectiva y autodeterminativa.
Según Celia Amorós (1994), la individuación es el proceso por el cual se genera una identidad y una diferencia con los otros donde los otros son los iguales (a diferencia de los idénticos) en el mismo sentido en cuanto al proceso de conformarse individuo, esto es sí, referente a los espacios públicos y los masculinos hegemónicos (que ya viven en igualdad), los cuales a diferencia de las femeninas hegemónicas (siempre idénticas) pueden, potencialmente, generarse y definirse mediante la individuación, con mayores libertades para una construcción con propiedad. Acá, la autodeterminación es clave y una forma de resistencia es la individuación dentro de la subversión social “normal” que representa lo LGBTIAQ+ en la identidad de las personas.
No existe por mi parte, ánimos de divinizar la lectura, pero al parecer es una de las herramientas claves, donde los individuos pueden visualizar una vía de escape —una fuga8 dialéctica (Foucault, 1975)— identitario dentro de la gama social que se nos entrega como única, natural y verdadera. Vemos, que nuestra proto-identidad (para referirnos a características identitarias que son auto sesgadas por nosotros mismos como, por ejemplo: la homofobia internalizada), realiza giros mentales que nos llevan a descubrir y vernos de cierta forma, una forma en la que no nos habíamos visto por medio, que se produce mediante este diálogo literario con un autor y su texto, proceso que nos lleva a subsanar aspectos que muchas veces poseen cargas negativas y crean conflictos identitarios. Es decir, “aparecemos” en la literatura como un imaginario posible de desarrollo humano.
Una trayectoria lectora selectiva y autodeterminativa es esencial al momento de construir o reconstruir nuestra identidad9. Para los que leemos como si en ello se nos fuera la vida, podemos entender, aunque no del todo por ese sesgo de estar en el centro de, que la elección propia del material literario representa un acto de libertad y subversión, en una sociedad donde la lectura por mucho tiempo se ha presentado con bases formadoras, donde la literatura es la resistencia de lenguaje por excelencia, la que siempre está en constante juego con el mismo (el lenguaje) para ampliar sus límites, hasta espacios casi inusitados 10.
8 En el sentido más simple planteado por Michel Foucault, donde la fuga es un sector de resistencia dentro de un sistema de disciplinamiento, donde esta solo puede llegar por una autodisciplina muy arraigada en el individuo, pero donde existe, en el ámbito de la lectura, la posibilidad de “escapar” o “fugarse” por momentos de lo que el Poder Dominante nos entrega/relata como verdadero y normal. FOUCAULT, M. (1975). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión.Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2002
9 Identidad que por lo demás está en constante desarrollo y debería estar en cierta Vanguardia donde la generación de esta no sea estática, sino flexible y móvil, un proceso de juego performativo.
10 Como por ejemplo el libro “Por la patria” de Diamela Eltit, escrito de una forma un tanto compleja para la norma escritural políticamente correcta o por nombrar otro “Celestino antes del alba” de Reinaldo Arenas, donde los juegos lingüísticos son tan dinámicos como la imaginación del autor lo permite.
La familia heterotizada y socializante, plantea identidades y roles fijos (al menos en lo discursivo), que han sido estudiadas por varios autores en muchos tiempos, incluyendo a las ideas religiosas. Estas identidades que nombraremos de manera simple y, por qué no, decidora:
- Mujer-femenina-Heterosexual: esposa, virgen, madre, dueña de casa.
- Hombre-masculino-Heterosexual: marido, exitoso, trabajador, agresivo (simbólica, física y psicológicamente).
En estas formas desde donde, la primera ropa que llevamos puesta es de colores definidos y sexuados: azul para niños y rosado para niñas; hasta los juegos que desarrollamos, todos los comportamientos, actitudes, prácticas, (como Pierre Bourdieu denomina: el habitus), en sí, la mayoría (podríamos dejar un espacio a dudas, “casi” la mayoría, esperando que existan leves rupturas y fugas foucaultnianas desde algunos individuos o grupos de individuos) de las expresiones humanas, donde el género, o esa construcción del deber ser en base a la sexuación de los individuos (aunque la mujer según el análisis de Celia Amorós no entra en esta categoría de “individuos”), hace que estos cuerpos hablen de un lugar impuesto y lo reproduzcan.
Toda esta labor, claro está, no la desarrolla la sociedad como multitud, sino desde lugares micro políticos, como la Familia. Este núcleo, donde se educan a los cuerpos para que sean como la sociedad lo determina, plantea el conflicto con las personas que se “desidentifican”11, las que dejan de lado lo que se debe ser, para comenzar a ser.
Este paso, que a simple vista siempre se torna en una lucha constante, por no decir diaria, de las personas que no encajan en el rol de género “supuesto”, el ser se torna complejo, desde el momento en que nacemos, cuando somos al tercer mes de gestación ya, personas sexuadas en potencia (por la sociedad hegemónica), somos niñitas o niñitos (femeninos o masculinos) mediante nuestra genitalidad y adquirimos un nombre también “engenerado”, desde el cual se nos comienza a tratar. Desde ahí parte la lucha, una radicalización es, por ejemplo, los conflictos que se plantean a las personas intersexuales, donde tener una Cédula de “identidad”12, se torna un conflicto diario, que se transforma en una lucha de por vida, por tratar de hacerse comprender
11 Como negativo de la identidad planteada por la sociedad, es decir, no son lo que la sociedad espera y exige que sean. Lo subversivo es todo lo que no es lo normal, la norma social, lo construido para el deber. Entonces, se opone a la Identidad, como la que debiera ser. Lo correcto, entonces, es hablar de desindentidades, ya que el flujo identitario, bajo la norma, es en cierta forma “fácil” de cumplir, ya que es un dejarse llevar y acatar. En cambio, el proceso de lo subversivo desde la identidad, es la lucha constante por desidentificarse, no caer en el juego de la norma, si no ser todo lo contrario de lo que deberíamos ser, es un no deber ser.
12 Cabe percatarse de que la Cédula de Identidad, como “carta de presentación social” y pertenencia, incluye identidad, como algo liviano, pensando la identidad como un nombre, cargado de simbolismos y nuestra temporalidad en la sociedad. Resulta impactante pensar, que actualmente, en la Biblioteca Regional de Santiago el Carnet, es también, la credencial de biblioteca, en teoría, nuestras lecturas, también pasan a ser parte de la identidad: el control de nuestras lecturas, como preocupación estatal o social, de lo que estamos leyendo, es decir, que podemos estar aprendiendo, podría ser descubierto por este simple instrumento, más allá de lo cómodo que puede ser ocupar sólo un aparato para realizar varias tareas; lo funcional y el control social en nuestras billeteras.
la situación, que no se entiende en el marco binario del género, y donde se espera, que la persona en cuestión se decida por un rol y lo coordine con su sexo biológico dentro de sólo las dos opciones probables.
En cuanto a lectura y desidentificación, la primera nos muestra la forma: mediante el trabajo de sí que esta nos plantea como ejercicio al confrontarnos a un texto; para que la segunda entre en proceso, interrogando la identidad establecida por la sociedad y poniéndola en cuestión.
Lo anterior es lo que esperamos, desde la disidencia y desobediencia, para que mejoren sustancialmente nuestros procesos de desarrollo humano y validación efectiva de nuestros derechos humanos, las calidades de vida, de estas desidentidades, los dominados mayoría dentro de nuestra sociedad en cuestión.
Revisamos, entonces, lecturas que generan espacios identitarios. El mismo proceso lector, nos lleva, como actualmente en la era tecnológica, a un espacio virtual, que “realmente” no existe, pero con nuestra lectura logramos visitar, formar parte y compartir, porque esto es clave, “socializarse”13, mediante la lectura ya no en un proceso estático, sino dinámico.
Existe en los individuos/as, un proceso a veces inevitable de lectocura, donde se enfrentan a situaciones que socialmente no se “ven” modelos, que permiten visualizarse, tomar su construcción social como individuo y manejarla a conciencia, eso si es que se tiene la conciencia y la disposición lectora, con tal propósito, enfocando nuestra lectura a descubrir estos modelos, para cuestionarlos y conocerlos.
La literatura como método de entretención gana esas libertades, ha permitido incluir en su parrilla temática lo que para la sociedad formal y “seria”, podría ser subversivo. Las obras literarias, entonces, al pertenecer al arte, y este al poseer esta calidad de expansión de la mentalidad y promoción de nuevos imaginarios de la expresión humana, permite, posibilita, y nos valida como personas diversas y existimos con mayor fuerza en la sociedad.
Si se liga la lectura a individuos con ciertas características o variables, denominado como Grupo Social, permite que de estos grupos menos incluidos en los relatos y discursos sociales (en cuanto a identidad y desarrollo humano), en tanto, a los procesos de socialización donde ni la diversidad sexo-genérica, la clase, la racialización existe como opción (si como una condición de ser con determinadas características otorgada por una sociedad, características en su mayoría negativas y discriminatorias), la lectura, como trabajo de sí, permite que de forma individual o, de cierta forma, las prácticas colectivas que realicen los grupos para mantener “la cultura de su comunidad” sean validadas por estos mismos individuos, reduciendo barreras y brechas.
13 Este socializarse, es no ya un proceso donde la sociedad nos adoctrina son los caracteres pertinentes para ser un ser normalmente aceptado, sino con el poder decidir, qué es lo que rescatamos de estos procesos, donde la socialización se vuelve autodeterminativa.
El desarrollo humano, es decir, la capacidad para aprender, crecer individual y grupalmente, en tanto a lo económico, social y cultural, muchas veces tiene ciertas limitancias en cuanto a políticas estatales, ya que estas se preocupan de los estándares establecidos más que de los grupos vulnerados por la sociedad (los más notorios generalmente son la pertenencia a pueblos originarios y las personas LGBTIAQ+, ya que existe un amplio trabajo, a lo mejor no tan efectivo para abordar los temas de clase y educación). La lectura, como trabajo de sí, plantea la opción de desarrollarse como ser humano en cuanto a derechos culturales se refiere, donde la posibilidad, con una habilidad como la de leer (aunque muchas veces ni a esta habilidad se puede acceder), podemos desplegarnos en variados ámbitos y reducir las sensaciones de vulneración o exclusión o tal vez muchas veces “presas” de un sistema que no nos considera, ni en lo más mínimo, la lectura puede colaborar en encontrar algunas puertas abiertas.14
El acceso en las bibliotecas a material que incluya los diferentes grupos vulnerables, vulnerados y marginados regularmente de la sociedad, se presenta como necesario para facilitar el trabajo de sí, mediante la lectura para todos los individuos. La biblioteca que considera a sus usuarios y usuarias como individuos sujetos de derechos surge como estación de lo ciudadano en un proceso de inclusión social, colaborando con el desarrollo humano y la adquisición de derechos culturales más plenos.
La tarea de facilitar mediante las bibliotecas, los procesos y las experiencias lectoras de los individuos, es mucho más que comprar los bestsellers de moda, o los libros que aparezcan en el ranking del diario más popular. Al facilitar colecciones inclusivas en género, en pertenencia a pueblos originarios, en diversidades sexo-genéricas y hasta en clases sociales, estamos promoviendo una comunidad que lea nuestros libros, nuestras colecciones, no desde una elite, sino adquirir libros para la diversidad humana que habita en nuestras sociedades. Pero, la tarea urgente y pendiente de las bibliotecas, es contener en sus colecciones material inclusivo como sucede por ejemplo en las Bibliotecas de Murcia, donde las colecciones son multiculturales debido a la gran cantidad de inmigrantes que existen en su localidad.
Las bibliotecas, logrando inclusividad en estos temas, permite que los individuos, puedan elegir en amplias variedades, diversidades y formatos, materiales acordes a sus necesidades de información y necesidades humanas de conocer lo que otros nos cuentan en el diálogo que surge al momento de la lectura, este diálogo que facilita la experiencia lectora y el trabajo de sí mediante su práctica.
Las bibliotecas y los centros de estudio debieran tener en consideración los diferentes tipos de persona, facilitar la lectura de forma que el proceso lector sea más que esa función de adquirir datos e información, que pueda esto traducirse en conocimiento para la vida cotidiana.
14 Es interesante el contraste actual entre el 2009 en el que nace este texto y el 2023, considerando la existencia de una batería de leyes nuevas que han venido a abordar temáticas que afectan con mayor fuerza a las personas LGBTIAQ+ hace casi 15 años atrás. Leyes como la de identidad de género, matrimonio igualitario, la de no discriminación y actualizaciones de artículos en tantas otras leyes.
El problema radica, más que en el control de los cuerpos y sus pensamientos, sino en su propia experiencia lectora, la que nos diferencia de las y los demás, al igual que el trabajo en sí. Por lo mismo, la cuestión es saber cuáles materiales seleccionar, debido al presupuesto bibliotecario, este es uno de los desafíos que tiene la disciplina bibliotecaria actual, se hace necesario poner en alta consideración los intereses de los diferentes grupos humanos que componen la sociedad, aprendiendo así sobre lo que nuestros usuarios y usuarias disfrutan leyendo.
Finalmente, la lectura, el fomento de la misma y su promoción resulta vital para que nuestra comunidad usuaria, nuestras vecinas y vecinos, es decir, las y los individuos que nos rodean, puedan, acceder a sus derechos culturales de forma más duradera y pueden mejorar de cierta forma sus derechos económicos y sociales, esperando que las personas disfruten de lecturas seleccionadas por y para ellas, invitándoles al trabajo para sí, desde sí y hacia la sociedad que implica esta práctica.
Petit, M. (2001). Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. México: Fondo de Cultura Económica.
Petit, M. (1999). Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura. México: Fondo de Cultura Económica.
Piglia, R. (2005). El último lector. Buenos Aires: Anagrama.
Montes, G. (2001). La frontera indómita, en torno a la construcción y defensa del espacio poético. México: Fondo de Cultura Económica.
Amorós, C. (1994). “Espacio público, espacio privado y definiciones ideológicas de ‘lo masculino’ y lo ‘femenino’, en Celia AMORÓS, Feminismo, igualdad y diferencia, Universidad Nacional Autónoma de México, Programa Universitario de Estudios de Género.
Barthes, R. (1953) El grado cero de la escritura y nuevos ensayos críticos. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2011.
Foucault, M (1975). Vigilar y castigar : nacimiento de la prisión. Buenos Aires : Siglo XXI Editores Argentina, 2002.
Kristeva, J. (1984). El texto de la novela. Barcelona: Lumen.
Núcleo Letras en Género (2009) Letras en género: estudio de colecciones con enfoque de género.
Biblioteca Regional de Santiago, 2009.
Ogien, R (2003) Pensar la pornografía. Barcelona, Paidós, 2005.