NO ME PIDAN MÁS OJO, NO ME PIDAN MÁS AGUA

[10 Fragmentos para Verónica Zondek, Ojo de agua (Santiago: Lumen, 2019)]

 

 

Pedro Araya Riquelme

Universidad Austral de Chile

pedro.araya@uach.cl

 

 

 

Fail again. Fail better.

Samuel Beckett

 

1

No me pidan más ojo, no me pidan más agua

no me pidan que la poeta, que la voz…

 

Sepan que hay un ojo de agua, aquí/ fuente de agua atrevida

manantial y hueco en la tierra, agua de origen subterráneo 

que busca, de una u otra manera, salir hacia el mar

su piélago de lecturas

lugar y espacio escondido 

a simple vista/ punto de reunión

agua oscura y agua dulce 

honduras/ espesores, mas no me pidan 

 

más ojo, no me pidan más agua

: aquí se altera la sintaxis, como se altera la vivencia misma

/sus hilachas, sus costuras, sus fracasos 

y amores, pies que anduvieron su desandadura y

que quieren a los suyos partícipes en mirones activos 

 

Vivir su imaginación, no me pidan

o pídanmelo para callado, en la sobremesa

del corcho y el vidrio, especulando 

este experimentar otras imaginaciones

como posibilidad y tarea

/algo aparece, algo sobreviene

, reverberando: “un ojo bizco para entrever lo otro”, dice

 

 

2

Lo que ve y lo que nos lava, no me pidan aclararlo

: memoriosas, eclécticas, las hebras de su vida

–ya nuestras–

esbozan el itinerario de su escritura

que no sólo se nos aparece

sino también se hacen eco, son el eco, y ejemplo

de sí mismo, rumor de fondo que busca el mar:

“mi vida/ por dos cuencos que sepan ver”, nos dice,

“y el ojo insiste en recordar cuerpos a la deriva”

 

 

3

No me pidan el lugar imposible de la poeta: 

herida, sujeta, pie de página de su obra

en sus márgenes y lenguajeos, 

en esa pregunta sin respuesta 

es la obra, la obra misma 

que requiere tiempo, el tiempo

de darse con ella, sin acaso, a vislumbrar lo que no supimos

y olvidamos, y leer con ella que

“El tiempo se detiene sin sombra.// El tiempo acoge

lo que al cuerpo no le es dado perdonar”.

 

No me pidan huella, huella y más huella

y que piensa tú también huella, y escribe: “¿Quién

en su propio cuerpo ve la geografía que camino? […]

y el ondulado del ritmo/ y el paso y la respiración

y el mirar de la angustia tan honda

que se traduce /se encima

hasta la bóveda inalcanzable?”.

 

Aquí, leo, quedo, pero no me digan. “Resuella

exhala la bestia/ inhala el perfume trinado

y se deja llevar”

 

 

4

No me pidan el poema que se expresa, puesto 

que se expresa

de otra manada y de otros traslamidos

, más pensados, de otra manera

más suspensos en su vuelo

, poema a ras de pájaro 

a batido de ventolera, a fuego, a vagido

a memoria que se niega a esta usura desmemoriada

 

“el olvido es sepia e inconmensurable”, escribe, y ella va 

y percorre con su ojo

ese sepia, y sabe que lo dado no está

y dice, instaura, página adentro, eso

“que ojea a los fantasmas” y “el vaquerío” 

 

Está el poema dando, da de sí su ojo

“hoy me parpadeas con tu mirada”, dice

hoy te alego

que eres aparecer, antes que nada, antes

que el flujo se despliegue y caiga manos adentro

y escurra su fondo

 

 

5

No me pidan nada de todo esto, escuchen:

“Miren alrededor. // Saquen conclusión”

, escribe, pierdan

 

La pérdida es el hecho consumado 

del poema, la experiencia a partir de la cual nace 

la poesía,

la razón de ser del lenguaje poético

 

Pero, ahí adonde hay pérdida, hay exceso

 

La pérdida provoca el escurrimiento del lenguaje

como para colmar el foso, ese hueco en lo real

 

Ojo de agua, pienso, pero no me pidan

 

 

6

Pues, no me pidan más agua de poeta: 

“El agua me trajo. / El agua

me plantó en esta tierra/ y luego

fluyó larga hacia otros destinos”, escribe, página abajo

y:

“Es tu cuerpo el que veo pender de una hebra”.

, dice, preguntando cuándo,

“cuándo es que se desploma/ quiebra la ficción

y corre por un mar negro el pájaro desorbitado”

 

No lo sé, no me pidan saber, con todo esto

:simplemente escribo, de pura respuesta

pues, como ella, también me fugo

“de cuánta hoguera veo en desquicio”

 

No me pidan agua, “agua que inevitable 

viaja por los ríos” y “decide el paso y va hacia la hora

perdida en el inmensal”.

 

Yo me quedo en ese inmensal, con ella

hace tantos, buscando lo que nos repasa

a ras de vista, donde se entreveran “lo síngulo/ y plural”

que “parla su historia”

 

La vista la nombra, pero la mano la conoce, agua

te dices/y, acuoso, el ojo del ojo 

adhiere a lo invisible del poema

y busca el color que urde su pupila

 

 

7

El poema va tomando las cosas en el acto

,en la circunstancia, y atestigua lo que ellas nos hacen

,las instaura, y así

todo magullado de contingencia, piensa

era eso, eso mismo, eso que era, lo que era

participando de la contingencia del mundo

de toda vida

 

No me pidan, entonces, aquí, en este libro

encontrar las cosas de la poesía en un cierto estado

puesto que pasa con ella algo, en el suyo

asombro de ella: la poesía ha cambiado

y las cosas con ella han cambiado 

 

Más allá, más acá, de la lengua

le da un cuero y un cuerpo de escritura 

a lo no oído y lo vuelto a mirar

/reverberan así sus perspectivas

 

 

8

No me pidan que responda al ¿cuándo hay poesía?

aquí

:vean a la poeta que busca serlo

véanla en su tono y su exigencia, sabiendo

que nadie escribe solo

 

algo crepita sin cesar en el mundo

y el poema se adelanta/le hace frente al lenguaje común

constituyéndose en lenguaje de superficie de agua

piel que es piélago

piel de imaginación y contingencia

la suya, sobre la página, de retazo en retazo

 

/una piedra va a dar al agua y devela otro ojo

vuelto sobre

el dolor, el cuerpo, la geografía, el misterio

una casa que se quema

(la que sabemos nos espera al borde de todo)

contra todo eso, un poema da su resistencia

de agua que navega mares callados propios y ajenos

hasta dar con lenguas y música/ costuras y restos 

que son y van siendo

 

“un mar silencioso enreda su lengua”

para enredarnos, el invite a su justo enredo

 

 

9

No me pidan, entonces, abrir el libro por ustedes

, deshojar, hojear, una lectura: poner en movimiento 

la página para mejor recibir de su parte su mirada

 

“Suyo el rostro se lo guarda Verónica”, leo,

 “Con lápiz marca esa pupila que se agranda”

“hay agua para su mal”, que es escritura en todos estos años

y “limpia su palma en el hilado del ojo. / Nada queda”

 

Pero no es nada

,“la cuerpa mía” lo sabe, lo aprendió a saber

“con el párpado semi-enterrado”

 

Vean que su versión es más que huella

 

 

10

No me pidan más ojo, no me pidan más agua, entonces

,pídanle al poema, a uno de ellos

que ella escribe, ha escrito, nos reúne, seguirá escribiendo

 

busquen el poema, entre ellos, que les abra el piélago

y no busquen lo que buscan

la poesía entera cabe en su poema

 

busquen ese don, recíproco, que algunas veces poema 

y lector se conceden mutuamente

:el misterio del encuentro/con que todo poema sueña

 

Esas aguas, “Esas/ las que duermen en su tinte”

las que rozan nuestras pálpebras 

van hilando, apenas, por entre estas ruinas 

contra las que nos orillamos 

nuestros mismos y mismos fragmentos.