David Miralles
Profesor de la Universidad de Villanova (Pensilvania) y poeta*
Philip Larkin: el corazón más triste del mercado de postguerra
Philip Larkin nació un 9
de agosto de 1922 en Coventry1.
Hizo sus estudios secundarios en el King VIII School y posteriormente ingresó a
Oxford. Fue allí donde comenzó a ser reconocido como poeta. Sus primeros poemas
presentan una fuerte influencia de Eliot, lo cual ciertamente no debe haber
agradado mucho a su profesor y tutor, Gavin Bone, experto en Literatura
Anglosajona, cuyo disgusto por las oscuridades de la vanguardia era bien
reconocido. Naturalmente, ello tiene que haber influido en el joven poeta y su
desarrollo posterior. De esta época es su primer libro, El Barco del Norte2.
En algún momento se pensó a Larkin como un poeta totalmente refractario a la
vanguardia, juicio que probablemente podría corroborarse con alguno de los
propios dichos del poeta, quien, en numerosas ocasiones, expresó abiertamente
su crítica ante dicho movimiento. La verdad es, sin embargo, que pocos poetas
en lengua inglesa han sabido sintetizar los aportes de la mejor tradición de la
poesía inglesa con los descubrimientos y magias de la vanguardia.
A ello se debe, quizás, su enorme popularidad e influencia en las actuales
generaciones. Presentamos aquí un conjunto de poemas seleccionados del último
libro de Larkin, Altas Ventanas3,
publicado en 1974.
En la presente traducción se pierde, lamentablemente, la delicada y
expresiva métrica que los poemas poseen en inglés. Ello quiere decir, y es preciso
recalcarlo, que se pierde precisamente parte importante de lo que Larkin ha
intentado reposicionar en la poesía inglesa contemporánea. Si bien su lucha
estuvo siempre orientada en volver al “contenido” (de cuyo oscurecimiento
responsabilizaba a la vanguardia) debe tenerse presente que para él, éste
abarcaba también la forma. Dadas las invencibles dificultades de reproducir
dicha métrica, no nos ha quedado más remedio que ceñirnos humildemente al
sentido de los poemas. Y ello, escuchando la airada voz de Larkin, quien
expresó en más de alguna oportunidad que juzgaba absolutamente imposible la
traducción de la poesía.
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Ardmore, Pennsylvania
Agosto de 2006
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ALTAS VENTANAS
[1974]
(Selección)
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Al mar
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Sortear el pequeño muro que separa el camino
de la calzada de concreto que bordea la playa
evoca nítidamente algo conocido hace ya tiempo:
la diminuta algarabía de la orilla del mar.
Todo se agrupa bajo aquel horizonte:
la playa, el agua azul, toallas, rojos gorros de baño,
el renovado derrumbarse de las olas mansas
sobre la arena dorada y, a la distancia,
un vapor blanco clavado en el atardecer.
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Y todo esto todavía ocurriendo, ocurriendo por siempre.
Yacer, comer, dormir al arrullo de la resaca.
(escuchar los receptores, aquel sonido todavía doméstico
bajo el cielo) o amablemente llevar de un lado a otro
a los indecisos niños, ornados de blanco,
aferrados al aire inmenso o conducir a los rígidos ancianos
para que disfruten su último verano,
es lo que sencillamente aún ocurre
en parte como un rito
en parte como un placer anual.
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Como cuando, feliz de encontrarme libre,
buscaba Famosos del Criket en la arena,
o, mucho antes, cuando oyendo el mismo graznido marino
mis padres se conocían.
Ahora, ajeno a eso, veo la nítida escena:
El mismo agua transparente sobre los suaves guijarros.
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Allá en la orilla las débiles protestas de lejanos bañistas,
y luego los cigarros baratos,
papel de estaño, hojas de té y,
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entre las rocas, latas oxidadas de sopa, hasta que
las primeras familias inician el regreso hacia sus autos.
El vapor blanco ya sea ha ido. Como un cristal empañado
la luz se ha tornado lechosa. Si lo peor de un clima perfecto
es nuestro traje de baño suelto
puede ser que por hábito éste haga lo mejor,
llegar al agua desordenadamente desvestidos cada año;
enseñar a los niños mediante esa suerte de payaseo
y ayudar como se merecen a los viejos.
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To the Sea
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To step over the low wall that divides
Road from concrete walk above the shore
Brings sharply back something known long before
The miniature gaiety of seasides.
Everything crowds under the low horizon:
Steep beach, blue water, towels, red bathing caps,
The small hushed waves' repeated fresh collapse
Up the warm yellow sand, and further off
A white steamer stuck in the afternoon:
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Still going on, all of it, still going on!
To lie, eat, sleep in hearing of the surf
(Ears to transistors, that sound tame enough
Under the sky), or gently up and down
Lead the uncertain children, frilled in white
And grasping at enormous air, or wheel
The rigid old along for them to feel
A final summer, plainly still occurs
As half an annual pleasure, half a rite,
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As when, happy at being on my own,
I searched the sand for Famous Cricketers,
Or, farther back, my parents, listeners
To the same seaside quack, first became known.
Strange to it now, I watch the cloudless scene:
The same clear water over smoothed pebbles,
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The distant bathers' weak protesting trebles
Down at its edge, and then the cheap cigars,
The chocolate-papers, tea-leaves, and, between
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The rocks, the rusting soup-tins, till the first
Few families start the trek back to the cars.
The white steamer has gone. Like breathed-on glass
The sunlight has turned milky. If the worst
Of flawless weather is our falling short,
It may be that through habit these do best,
Coming to the water clumsily undressed
Yearly; teaching their children by a sort
Of clowning; helping the old, too, as they ought.
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Condolencia en blanco mayor
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Echo cuatro cubos de hielo
que repican en el vaso,
agrego tres chorritos de ginebra,
una rodaja de limón
y dejo que las diez onzas de tónica
se mezclen espumosamente hasta el borde.
Entonces alzo mi vaso en solitario brindis:
Él dedicó su vida a los demás.
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Mientras otros usaron como ropas
a los seres humanos en su vida,
yo me avoqué a llevarles, a quienes pude,
la extraviada...
No funcionó para ellos, tampoco para mí,
pero así, toda inquietud estuvo más próxima
(o así lo creímos) al gran desvelo
que de habernos equivocado separados.
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Un tipo decente, realmente de buena estirpe,
muy recto, uno de los mejores,
recio como un ladrillo, un as, buen compañero,
cabeza y hombros por sobre los demás;
¿cuántas vidas habrían sido más insípidas
de no haber estado él aquí entre nosotros?
Salud por el hombre más blanco que conozco.
Aunque el blanco no sea mi color favorito.
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Sympathy in White Major
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When I drop four cubes of ice
Chimingly in a glass, and add
Three goes of gin, a lemon slice,
And let a ten-ounce tonic void
In foaming gulps until it smothers
Everything else up to the edge,
I lift the lot in private pledge:
He devoted his life to others.
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While other people wore like clothes
The human beings in their days
I set myself to bring to those
Who thought I could the lost displays;
It didn't work for them or me,
But all concerned were nearer thus
(Or so we thought) to all the fuss
Than if we' d missed it separately.
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A decent chap, a real good sort,
Straight as a die, one of the best,
A brick, a trump, a proper sport,
Head and shoulders a bove the rest;
How many Iives would have been duller
Had he not been here below?
Here' s to the whitest man I know-
Though white is not my favourite colour.
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Los árboles
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Los árboles ya comienzan a brotar
como algo casi a punto de ser dicho;
los nuevos tallos descansan y se propagan,
su verdor es una especie de tristeza.
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¿Se trata de que ellos nacen nuevamente
y nosotros nos hacemos más viejos? No, ellos también mueren.
Su truco anual de lucir nuevos
se inscribe en sus fibras en anillos.
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Sin embargo, los incansables castillos desgranan
su gruesa madurez cada primavera.
Ha muerto el último año, parecen decir,
comencemos otra vez, otra vez, otra vez.
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The Trees
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The trees are coming into leaf
Like something almost being said;
The recent buds relax and spread;
Their greenness is a kind of grief.
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Is it that we are born again
And we grow old? No, they die too.
Their yearly trick of looking new
Is written down in rings of grain.
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Yet still the unresting castles thresh
In fullgrown thickness every May.
Last year is dead, they seem to say,
Begin afresh, afresh, afresh.
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Olvidar lo pasado
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Detener lo cotidiano
era aturdir la memoria,
partir desde la nada.
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Algo ya no cicatrizado
por tales palabras, por tales acciones
como un desolado despertar.
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Deseaba terminarlos,
apuré el entierro
y volví la vista
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como guerras e inviernos
extraviados tras las ventanas
de una opaca niñez.
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¿Y las páginas vacías?
Debería llenarlas
con observaciones
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de celestes repeticiones,
el día que brotan las flores
el día que los pájaros se van.
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Forget What Did
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Stopping the diary
Was a stun to memory,
Was a blank starting.
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One no longer cicatrized
By such words, such actions
As bleakened waking.
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I wanted them over.
Hurried to burial
And looked back on
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Like the wars and winters
Missing behind the Windows
of an opaque childhood.
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And the empty pages?
Should they ever be filled
Let it be with observed
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Celestial recurrences,
The day the flowers come.
And when the birds go.
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Altas ventanas
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Al ver a una joven pareja
y pensar que él se la coge y ella
toma anticonceptivos o usa un diafragma,
comprendo que ese es el paraíso
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que cualquier viejo ha soñado su vida entera
olvidando ataduras y ademanes
como a una antigua segadora, y los jóvenes
bajando interminablemente, en su largo resbalón
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hacia la felicidad. Y quisiera saber
si, cuarenta años atrás, alguien me miró,
mientras pensaba: así debería ser la vida;
no más Dios, ni sudores nocturnos
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a causa del infierno, o tener que ocultar
lo que piensas sobre el sacerdote. Él
y los suyos se irán en un largo resbalón
como libres pájaros sangrientos. E inmediatamente
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antes que las palabras surge el pensamiento de altas ventanas:
vidrios que contienen el sol
y más allá, el profundo aire azul, que nada muestra
ni está en ninguna parte y es infinito.
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High Windows
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When I see a couple of kids
And guess he's fucking her and she's
Taking pills or wearing a diaphragm,
I know this is paradise
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Everyone old has dreamed of all their lives-
Bonds and gestures pushed to one side
Like an outdated combine harvester,
And everyone young going down the long slide
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To happiness, endlessly. I wonder if
Anyone looked at me, forty years back,
And thought, That'll be the life;
No God any more, or sweating in the dark
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About hell and that, or having to hide
What you think of the priest. He
And his lot will all go down the long slide
Like free bloody birds. And immediately
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Rather than words comes the thought of high windows:
The sun-comprehending glass,
And beyond it, the deep blue air, that shows
Nothing, and is nowhere, and is endless.
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Los viejos tontos
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¿Qué creerán que ha pasado, los viejos tontos,
que los ha dejado así? ¿Acaso supondrán
que se es más maduro cuando la boca cuelga abierta y babea,
y se anda uno meando solo y no se puede recordar
quién llamó esta mañana? ¿O que, si lo quisieran,
podrían alterar las cosas y volver a la época cuando bailaban la noche
entera,
o iban a sus bodas, o tiraban las manos algún septiembre?
¿o se imaginarán que realmente no ha habido cambio alguno,
y que siempre se habrían manejado como si fueran tiesos y tullidos,
o sentados a través de días de fina y continua ensoñación
mirando el movimiento de la luz? Y si no es así (y no pueden), es extraño:
¿Por qué no lloran?
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Cuando mueres, te rompes: los pedazos que eras
comienzan a separarse velozmente los unos de los otros para siempre
y nadie lo ve. Es sólo el olvido, es cierto:
antes ya lo conocimos, pero entonces se estaba terminando,
y se hallaba todo el tiempo unido a la empresa
de hacer brotar la flor de mil pétalos de estar aquí. La próxima vez no puede
fingir
que habrá algo. Y estos son los primeros signos:
No saber cómo, no escuchar quién, el poder
de elegir terminado. Su aspecto muestra que están para eso:
pelo ceniciento, manos de batracio, caras de pasa...
¿Cómo pueden ignorarlo?
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Quizás ser viejo consiste en tener habitaciones iluminadas
dentro de tu cabeza, y gente en ellas, actuando.
Gente que conoces, sin poder nombrarla; apareciendo cada una
desde puertas entornadas como una honda pérdida restaurada,
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depositando una lámpara, sonriendo desde una escalera,
extrayendo un libro conocido desde el estante; o a veces
sólo las habitaciones, las sillas y el fuego encendido,
el aplastado arbusto en la ventana, o la tenue amistad del sol
en el muro cierta solitaria tarde de mediados de verano
después de la lluvia. Allí es donde viven:
No aquí ni ahora, sino donde todo ocurrió alguna vez.
Por eso es que tienen
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un aire de confusa ausencia, intentando estar allí
aunque permaneciendo aquí. Extendiéndose por las habitaciones,
dejando una incompetente frialdad, el constante esfuerzo de respirar
y ellos inclinándose ante el monte de la extinción., los viejos tontos, no
percibiendo nunca
cuán cerca está. Esto debe ser lo que los mantiene quietos:
Aquel monte que nunca perdemos de vista dondequiera que vayamos
ya es para ellos un elevada cuesta. Pueden acaso decir qué los está
retrasando
y cómo terminará. ¿No por la noche?
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¿Ni cuando llegan extraños?
¿Jamás, a lo largo de toda esta espantosa inversión de la infancia?
Pues bien, ya lo averiguaremos.
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The Old Fools
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What do they think has happened, the old fools,
To make them like this? Do they somehow suppose
It's more grown-up when your mouth hangs open and drools
And you keep on pissing yourself, and can't remember
Who called this morning ? Or that, if they only chose,
They could alter things back to when they danced all night,
Or went to their wedding, or sloped arms some September?
Or do they fancy there's really been no change,
And they've always behaved as if they were crippled or tight,
Or sat through days of thin continuous dreaming
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Watching light move? If they don't (and they can't), it's strange:
Why aren't they screaming?
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At death, you break up: the bits that were you
Start speeding away from each other for ever
With no one to see. It's only oblivion, true:
We had it before, but then it was going to end,
And was all the time merging with a unique endeavour
To bring to bloom the million-petalled flower
Of being here. Next time you can't pretend
There'll be anything else. And these are the first signs:
Not knowing how, not hearing who, the power
Of choosing gone. Their looks show that they're for it:
Ash hair, toad hands, prune face dried into lines-
How can they ignore it?
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Perhaps being old is having lighted rooms
Inside your head, and people in them, acting.
People you know, yet can't quite name; each looms
Like a deep loss restored, from known doors turning,
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Setting down a Iamp, smiling from a stair, extracting
A known book from the shelves; or sometimes only
The rooms themselves, chairs and a fire burning,
The blown bush at the window, or the sun' s
Faint friendliness on the wall some lonely
Rain-ceased midsummer evening. That is where they live:
Not here and now, but where all happened once.
This is why they give
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An air of baffled absence, trying to be there
Yet being here. For the rooms grow farther, leaving
Incompetent cold, the constant wear and tear
Of taken breath, and them crouching below
Extinction' s alp, the old fools, never perceiving
How near it is. This must be what keeps them quiet.
The peak that stays in view wherever we go
For them is rising ground. Can they never tell
What is dragging them back, and how it will end? Not at night?
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Not when the strangers come? Never, throughout
The whole hideous inverted childhood?
Well,We shall find out.
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Para citar este artículo
David Miralles. 2006 . «Philip Larkin: el corazón más triste
del mercado de postguerra». Documentos Lingüísticos y Literarios