Una crítica situada de la Poesía Indígena desde la suralidad:
De las raíces a los ramajes[1]
A located critique to Indian Poetry from the suralidad:
From the roots to the branches
Claudia Rodríguez Monarca
Universidad Austral de Chile
claudiar@uach.cl
Resumen: Este trabajo centra la discusión sobre la producción crítica de la literatura indígena contemporánea, abordando dos aspectos importantes, uno, “las raíces”, esto es, cómo y desde dónde se funda la tradición de esa crítica, relevando los aportes de la “suralidad” (en términos de Riedemann); y dos, “los ramajes”, la ampliación del corpus crítico con los nuevos enfoques epistemológicos de los propios poetas, que desplazan o tensionan las teorías y modelos importados por la academia de otras regiones.
Palabras clave: crítica situada, literatura indígena, suralidad, raíces, ramajes.
Abstract: This paper focuses the discussion on critical production of contemporary indigenous literature , addressing two important aspects , one, "the roots" , that is, how and from where the tradition of this criticism is founded , relieving the contributions of the "suralidad" (in terms of Riedemann) ; and two, "the branches" , expanding the critical corpus with new epistemological approaches of the poets themselves, who move or stress theories and models imported by the academy from other regions.
Keywords: Critical located , indigenous literature , suralidad , roots, branches.
1. Introducción
“Es necesario revisar las fronteras que la crítica literaria se ha tatuado en su propio cuerpo para no seguir tropezando en la misma piedra (…), que nos persigue como la sombra al condenado”. Guillermo Mariaca
¿Cómo se puede abordar la poesía contemporánea indígena poniendo acento en los desafíos actuales y futuros? Dar cuenta de esta tarea requiere de una exhaustiva investigación, particularmente porque esos “desafíos actuales y futuros” no nacen de pie, sino que se sostienen en los andamiajes de los primeros estudios críticos que fundan esa tradición. Intentaré, entonces, centrar la discusión sobre la producción crítica, abordando dos aspectos que considero importantes, uno, cómo y desde dónde se funda la tradición de esa crítica, relevando los aportes de la “suralidad” (en términos de Riedemann) y dos, la ampliación del corpus crítico con los nuevos enfoques epistemológicos de los propios poetas y que desplazan o tensionan las teorías y modelos importados por la academia de otras regiones. Pero antes que ello es necesario mencionar, al menos, una deuda, el ejercicio metacrítico (conciencia crítica dirá Said), esta crítica de la crítica (Todorov) que permite verse a sí misma como objeto de estudio, una crítica de la crítica que supone varias reflexiones; mencionaré, sin profundizar, algunas de ellas que creo son una deuda para revisar en otro momento: por ejemplo, la deconstrucción del propio discurso de la crítica, la discusión sobre su estatus y la relación que establece con el campo u objeto de estudio (que funda), y las distintas funciones que se le adjudican, como función cocreadora complementaria (Slawinsky), ancilar (Alfonso Reyes), parasitaria (como postulan algunos escritores, principalmente indígenas), o productora de sentido (Mariaca). También la diferencia con la crítica literaria periodística; el locus de enunciación, esto es, los lugares desde donde habla; la especificidad de este campo (literario o cultural) y los enfoques, a veces obstáculos, teóricos, metodológicos y epistemológicos; la desestabilización del monopolio de la letra, de la palabra escrita; y la trasgresión de los límites, no sólo de los textos que canonizan sino los límites de la misma crítica.
Pareciera que la crítica responde de igual manera a la heterogénea construcción y producción poética indígena, desde lo que Guillermo Mariaca ha denominado la “hegemonía de la diferencia”, con discursos que hablan desde todas las palabras, los enfoques y los dispositivos teóricos. Estas corrientes críticas han propuesto diversas líneas de trabajo, han discutido su relación con teorías y metodologías de otras regiones del mundo (que permean muchas veces las prácticas de la crítica actual en desmedro de una “crítica situada”), y han establecido sus filiaciones y su autonomía. Con todo ello surge, entonces, un nuevo desafío, la consideración de una poética de la crítica, como ha propuesto Miguel Ángel Huamán, un discurso metatextual que autodefina la praxis enunciativa y los fundamentos que posee la actividad científica de esta disciplina literaria. Un requerimiento de esa poética sería un estatuto epistemológico (¿fronterizo?) que sitúe esta práctica crítico-literaria en un momento fundacional que permita la instalación de una tradición crítica.
2. Las raíces…Textos fundantes de una crítica literaria de la poesía indígena: los aportes desde la suralidad[2]
“De vez en cuando camino al revés
es mi modo de recordar… si caminara hacia adelante
te podría contar como es el olvido…”
Bernardo Colipán
A pesar de su larga data y de la tendencia a considerar la obsolescencia del conocimiento, hay dos grandes razones por las que la crítica actual debe tomar en cuenta los primeros estudios realizados sobre poesía indígena. Primero, el asumir a sus antecesores como fundadores otorga a la crítica literaria el privilegio de su propia historia. Dirá Guillermo Mariaca, “Si los críticos contemporáneos marginan las lecturas que la crítica anterior ha construido, habrá que partir de la tradición que esa ha fundado y no del mutismo resignado de quienes hoy hablan renegando de su propio nacimiento sin, todavía, haber ejecutado el parricidio que legitimaría su desdén”.
La segunda razón para considerar los primeros textos críticos, es lo que ha denominado Grínor Rojo (en la tesis seis de Diez tesis sobre la crítica) la inevitabilidad de una crítica intertextual, ya que un discurso no sólo no nos impide sino que nos obliga a hablar de los demás discursos que se conectan con él. En el funcionamiento interdiscursivo el discurso al que se refiere el texto se relaciona con los discursos exteriores a él y ellos son también parte de ese texto.
Los primeros estudios sobre literatura indígena no tienen la intención ni la visión de fundar una tradición cultural de la crítica literaria, pero sí la conciencia de una epistemología de un nuevo objeto de estudio. Revisemos, entonces, a modo de ejemplo, cómo se ha ido construyendo y consolidando la crítica literaria en el caso de la poesía mapuche.
El sistema poético mapuche cuenta con un significativo número de escritores de reconocido mérito artístico, pero antes que ellos encontramos a creadores como Sebastián Queupul, José Santos Lincomán o Anselmo Raguileo, que abrieron el camino en un difícil espacio de supremacía por la palabra escrita y escrita en castellano (por “la luminosa prisión del alfabeto”, como dirá Garibay). La importancia de estos autores radica, por una parte, en haber sido "un referente significativo del tránsito que adopta la palabra poética oral mapuche, el ül, hacia lo que hoy es la actual poesía mapuche[3]”, y por otra, supuso acercar el discurso indígena al horizonte de expectativas de otro destinatario, no indígena (Lienhard). Mabel García y Sylvia Galindo han llamado a este espesor histórico que implica la marca de lo fundante “Las raíces azules de los antepasados” (como guiño al relato de origen que cuenta, según Elicura, que las raíces están asidas en el azul). Esta conciencia del valor de aquellos primeros poetas y de la reconstrucción de aquellos discursos, pareciera no tener su correlato con los textos críticos que acompañaron a esa producción. Por ejemplo, en el año 1975 Iván Carrasco escribe el artículo "Desarraigo, ajenidad y anhelo en la poesía de Sebastián Queupul", estudio éste y otros de esos años, de poca repercusión a nivel nacional, ya que no era identificada entonces la escritura de poetas mapuches ni tenía un sistema de preferencias consolidado, sino apenas emergente en el sur de Chile. Carrasco visualiza no sólo un nuevo objeto de estudio (el texto poético) sino que propone un nuevo enfoque metodológico, ya que reconoce además que los enfoques teóricos literarios no bastan para su comprensión, abriéndose a un nuevo campo interdisciplinario, el de los discursos de las sociedades indígenas (idea que desarrolla en el artículo “Hacia la comprensión de lo humano: literatura y antropología” en 1996).
Situados en las décadas del 70 y el 80, el centro neurálgico que comenzó a estudiar, incluso de manera interdisciplinar, la cultura y la poesía (los poetas) mapuches, fue la Universidad de la Frontera, que en 1986 crea el Centro de documentación indígena, con el objetivo de “reunir, procesar, analizar y difundir la documentación existente acerca de la sociedad y cultura mapuche”. Luego se crea en 1994, el Instituto de Estudios Indígenas, ampliando su fondo documental a otros pueblos indígenas de Chile y América, en un gesto de reconocimiento a una cotradicción (Bennet) cultural continental (particularmente andina). Desde la UFRO surgen espacios de difusión e investigación, como los encuentros de Lengua y Literatura mapuche, la revista del mismo nombre (desde el año 1984), y la revista Pentukun (1994). De esos años son también Kallfvpvllv Espíritu Azul Nº 1. Revista de Arte Mapuche del Centro de Estudios y Documentación Mapuche LIWEN, Temuco, 1993., Cultura-Hombre-Sociedad. Revista de Ciencias Sociales y Humanas CUHSO, de la U católica de Temuco, 1985. Desde Santiago la revista Nütram, de la editorial Pehuen, a fines de los 80, fue por muchos años un gran aporte y espacio de divulgación, principalmente en el terreno de la historia[4].
El contexto de producción crítica coincide con el contexto de producción poética (mapuche y huilliche de los años 80 y 90), lo que permite no sólo el diálogo sino también la experiencia intercultural y el conocimiento de las condicionantes históricas, sociales y culturales. Comienza entonces a estudiarse el discurso poético mapuche desde perspectivas que desbordan los criterios puramente estéticos, “examinándose particularmente en la relación que establece con las problemáticas de índole sociopolíticas y antropológicas del ámbito intercultural y, en este mismo sentido también, con otras formas discursivas” (Mabel García).
Muchos son los rostros de esos rastros de esta primera crítica literaria, situados particularmente en la zona sur, primero en Temuco (Principalmente en la UFRO), y luego incorporándose Valdivia (UACh) y Osorno (ULA), Universidad que se ha constituido, desde hace ya un tiempo, en un centro de divulgación e investigación de la cultura y literatura mapuche-huilliche, con un trabajo cercano a los propios poetas que participan de actividades y proyectos (como Juan Pablo Huirimilla, y Bernardo Colipán).
Estos estudiosos han desarrollado un trabajo sistemático, iniciando líneas de investigación consolidadas en el tiempo, como el estudio de los relatos míticos (Hugo Carrasco, desde el año 1986 y que luego retoma como discurso creencial poético), el discurso público mapuche (Carrsaco, Contreras, García, Poblete, Betancour), resistencia, retradicionalización y relación entre literatura y arte mapuche (Mabel García), el discurso político en la poesía (Betancour y García), los enfoques de una poesía etnocultural a una intercultural y la literatura antropológica (Iván Carrasco), territorialidad y desplazamientos culturales (Rodríguez), la poética mapuche-huilliche actual, particularmente en su relación consubstancial con la naturaleza (James Park), Género y memoria en poetas mujeres mapuches (Fernanda Moraga), o el testimonio mapuche (Susan Foote), por mencionar a algunos. Otros trabajos que aportan lucidez al respecto son las tesis de Pregrado y Postgrado de J.A.Moens, Maribel Mora Curriao, Paulina Barrenechea Vergara, Jacqueline Caniguan. Se suman a ellas, en los últimos años, las tesis de postgrado de la UACh, de Adriana Paredes Pinda, Lilian Álvarez, Mónica Munizaga, Tania Munizaga y Ricardo Vega.
Sobre la base de sincerar y reconocer la deuda con los primeros estudiosos como los fundantes de los textos críticos de literatura mapuche (como lo fueron a su vez Lenz y Augusta para ellos), se puede, también, plantear su distancia, como lo hace Sergio Mansilla en “Escrituras etnoculturales: ¿Escribir con o contra el otro?” en donde resignifica la noción de poesía etnocultural, entendida ahora como una estrategia de resistencia contra la dominación neocolonial, y como un dispositivo de relectura de la historia, corroborando que el funcionamiento interdiscursivo (Grínor Rojo) genera conocimiento a partir del debate.
Si la crítica es dinámica, contextual, histórica, y se desplaza hacia otras disciplinas y territorios, también amplía el radio de su producción. Uno de estos modos de expansión es con los aportes metatextuales de los propios poetas indígenas, en su doble rol de escritores y críticos. Veamos esto con un corpus que considere también a otros escritores indígenas de esta área cultural (cono sur).
3. Los ramajes… Nuevas e insurgentes epistemologías: de reflexiones metatextuales a una crítica situada[5]
La crítica literaria pareciera ser un terreno privativo de la academia, ello porque se la asocia a la actividad vital del intelectual que se dedica al estudio y a la reflexión crítica sobre la realidad.
Para Miguel Ángel Huamán, “esta postura deviene en una consigna que tiende a cerrar la actividad crítica dentro de los ámbitos institucionales y defender su función de resguardo de lo hegemónico”. María Catrileo propuso en un congreso una ampliación en la concepción de intelectual, más allá de la marca supuestamente privativa de la escritura, incorporando los aportes de los cultores mapuches dentro de la oralidad, reflexiones que han permitido no sólo sistematizar estas manifestaciones sino entenderlas en el contexto de su cosmovisión y de su relación, siempre tensionada, con la sociedad chilena y la cultura formal. Se amplía la concepción de intelectual no sólo porque ensancha el corpus de sujetos reflexivos sino porque permite un avance teórico al respecto, al suponer y proponer que hay más de un soporte en el que se produce y transmite ese conocimiento. Este intelectual es un “intelectual orgánico” individual y colectivo, es decir un sujeto consciente que no sólo reflexiona, sino que trasmite y genera una propuesta desde su propio grupo (desde la conciencia de comunidad), y además incorpora la experiencia como punto de partida para una posterior reflexión y teorización.
Desde este punto de vista proponemos que el poeta asume el rol de crítico, pero desde la particularidad (e incluso la ventaja) de ser un sujeto “situado” (en el sentido de Said) no sólo con metarreflexiones que “contribuyen” a la ampliación del conocimiento, sino porque se constituyen en los sujetos “hacedores” de los mismos, esto es, de nuevas epistemologías. Los autores en su doble rol de escritores y críticos asumen la tarea intelectual (individual o colectiva) que pone en crisis el paradigma epistemológico occidental, desobediencia epistémica (Mignolo) que provoca e invita a una nueva reflexión que sincere el espacio geopolítico desde donde se piensa, pero también desde donde se siente, este sentipensar (Arturo Escobar, 2014) que implica co-razonar (pensar desde el corazón y desde la mente) “el sentido de las nuevas propuestas epistémicas desde las sabidurías insurgentes” (Patricio Guerrero). Esta idea la expresa muy lúcidamente Adriana Paredes Pinda (2008), desde la noción de piuke kimun e Inarrumen, que es la ciencia mapuche ancestral:
El entendimiento se posibilita desde el piuke kimun, es decir, la razón sensitiva y abierta del piuke, una razón que camina junto a su corazón. El piuke kimun es un emocionar en equilibrio con todo nuestro ser, una forma de habitar el mundo que implica una aproximación compleja y dialéctica a todas las esferas del mogen (la vida misma) y establece relaciones menos conflictivas entre la razón y la emoción.
La reflexión crítica y ensayista desde las nuevas epistemologías y filosofías indígenas, las encontramos en los trabajos, para el caso mapuche, sobre el rakizuam de Adriana Paredes Pinda, la mismidad étnica en Maribel Mora; en aymara, la voz y la palabra como tejido, como un aguayo en la poeta boliviana Elvira Espejo, o la noción de cosmopercepción en el poeta peruano José Luis Ayala, reflexión que está en sintonía con la propia ampliación de su concepción de lo literario y su experimentación textual y metatextual que desborda la concepción occidental, acotada y limitada . Por otra parte, encontramos al poeta Odi González en su faceta de crítico e investigador de la palabra y la lengua quechua, leyendo obras inkas del siglo XVI (como la hermosa elegía al Inka Atahualpa) con categorías culturales andinas. Desde la filosofía andina encontramos la concepción andina del “vivir bien” (suma qamaña/allin kawsay) en Mario Mejía Huamán, en los rituales de la cotidianidad en Lucila Lema Otavalo, o en la noción de Quipu, de Ariruma Kowii, entendido como instrumento de proceso histórico que hay que empezar a desanudar. Para ello Kowii se plantea “realizar una arqueología de las palabras que han contribuido a mantener latente la filosofía del pueblo kichwa” (como los principios que la rigen, de equilibrio, armonía, serenidad, complementariedad, dualidad, reciprocidad).
4. Consideraciones finales
Hemos articulado esta reflexión en torno a dos ideas matrices, la de raíz y la de ramaje. Una apunta al origen de la propia crítica de la poesía indígena, en que se percibe que hay un diálogo virtuoso entre creador y crítico y que ese diálogo acompaña a la maduración escritural. La poesía mapuche de las primeras generaciones permitió la existencia in situ de una crítica conocedora del espacio geocultural, generándose el mismo proceso de construcción de sentido, desde la particularidad del sur, esa suralidad que la distancia de un centro de poder que en esos años ni siquiera visualizaba este corpus en los derroteros de la poesía chilena actual.
La otra idea, la de ramaje, es la que da cuenta, precisamente, de los nuevos desafíos de la crítica y la clave está en la ampliación de ese repertorio metatextual, con las reflexiones de los propios creadores. Mariátegui ya en el año 1928 señalaba que nuestra teoría y crítica debía ser creación heroica, porque tenemos que dar vida, en nuestra propia realidad, con nuestro propio lenguaje. Ese es el cambio cualitativo de este repertorio crítico, una lectura sospechosa de los modelos calcados, que apuesta por privilegiar sus propias intersubetividades, y de esas experiencias particulares propone como categorías teóricas elementos que provienen de su cultura, y lo hacen, además desde el “co-razonar”. Los discursos autorreflexivos ponen en crisis el paradigma occidental, para repensar una nueva y propia epistemología, posicionamiento ético, estético y político que los sitúe como sujetos activos de su cultura en los nuevos escenarios sociales.
Bibliografía
- Bennet, Wendell. 1948. "The Peruvian Co-Tradiction". Reappraisal of Peruvian Archaeology. Wisconsin.
- Carrasco, Iván. 1975. "Desarraigo, ajenidad y anhelo en la poesía de Sebastián Queupul". Stylo 15: 67-83.
- ----------------- 1996. “Hacia la comprensión de lo humano: literatura y antropología”. Investigación Multidisciplinaria. Estrategias integradas en investigación en lingüística, literatura y disciplinas afines. Eds. Marta Rodríguez y Miguel Farías. Santiago: Universidad de Santiago de Chile.
- García Barrera, Mabel. 2006. “El discurso poético mapuche y su vinculación con los temas de resistencia cultural". Revista Chilena de Literatura, (68), 169-197.
- Huamán. Miguel Ángel. 2007."Fundamentos de la investigación literaria", en Tesis. N° 1, Revista de la Unidad de Post Grado de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM.
- Lienhard, Martín. 1993. "Nosotros hemos resuelto y mandamos...". Textos indígenas destinados a los extraños (Siglos XVIII y XIX)”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año 19, No. 38 (1993), pp. 173-184.
- Mansilla, Sergio. 2001. “Escrituras etnoculturales: ¿escribir con o contra el otro? (en torno a la poesía chilena etnocultural en la Xa. Región de Los Lagos)”. En Pilar Alvarez-Santullano y Amílcar Forno. Fütawillimapu. CONADI Décima Región de Los Lagos/ Universidad de Los Lagos. Pp. 83-92.
- Mariaca, Guillermo. 2007. EL poder de la palabra. Ensayos sobre la modernidad de la crítica cultural hispanoamericana. Santiago: Tajamar Editores.
- Paredes Pinda, Adriana. 2008. Heterogeneidad e hibridismo cultural en la poesía de César Millahueique: el resplandor del llitu-che. Tesis de Magíster. Universidad Austral de Chile,
- Reyes, Alfonso. 1963. El deslinde, México, FCE.
- Riedemann, Clemente Arellano Claudia. Suralidad. Antropología poética del sur de Chile. Puerto Varas / Valdivia, Chile: Suralidad Ediciones / Ediciones Kultrún
- Rojo, Grínor. 2000. Diez tesis sobre la crítica. Santiago:LOM.
- Said, Edward W. 2004. El mundo, el texto y el crítico, Barcelona, Debate.
- Slawinski, Janusz. 1994. “Las funciones de la crítica literaria”, Criterios, La Habana, N° 32, 7-12, 1994, pp. 233-253.
- Todorov, Tzvetan. 1991. Crítica de la crítica, Barcelona, Paidós.
- Zeballos, Juan. Las provincias contraatacan. Regionalismo y anticentralismo en la literatura peruana del siglo XX.
[1] Este trabajo se adscribe al proyecto Fondecyt 1141007 “Reterritorialización en las literaturas andino-amazónicas: poéticas y enunciaciones heterogéneas en confluencia”, del cual soy investigadora responsable.
[2] Esta noción es propuesta por Clemente Riedemann y entendida como una “poética que contribuye a imaginar una otra historia del sur de Chile. En su escritura, los poetas van desarrollando una coreografía sutil y compleja entre sus procesos autobiográficos y colectivos, dando paso a una reinvención constante de la Suralidad,” La presencia de la cultura mapuche y la inmigrante es relevante en las regiones del sur austral de Chile y aportan sustantivamente en su diferenciación y, por tanto, a su identidad. En una línea similar encontramos el libro del crítico literario Ulises Juan Zevallos Aguilar, Las provincias contraatacan. Regionalismo y anticentralismo en la literatura peruana del siglo XX. La suralidad, entonces, la podemos entender en un sentido más amplio como la producción cultural desde el sur (el cono sur, Sudamérica) o en sentido más acotado, el sur de Chile. , lugares que se ubican en el otro polo de los centros de control cultural (hemisferio norte o la capital de Chile).
[3] Iván Carrasco propone para este tránsito los procesos de oralidad absoluta, oralidad inscrita y escritura propia, pero al parecer se puede proponer una nueva adscripción en este proceso, el paso ¿regreso? De la escritura a la oralidad equivalente a la noción de oralitura de Chihualiaf. Mabel García hace notar la utilización cada vez más autoexigida por el discurso poético mapuche y que indica en el espacio textual un lugar para legitimar la forma "directa del decir" y aumentar "la capacidad de control" sobre su propio discurso, revirtiendo "el secuestro del discurso indígena", como ha llamado Lienhard a "su adaptación a los diferentes códigos en uso en la cultura letrada del momento.
[4] Otras revistas que dieron espacio a la difusión e investigación de los estudios literarios, lingüísticos, culturales, fueron las Revista Chilena de Humanidades y Educación (1984), la Revista Chilena de antropología (1986), y la Revista Chilena de Literatura de la Universidad de Chile; Aisthesis (1988), de la Universidad Católica de Chile, y también Estudios Filológicos de la Universidad Austral.
[5] Situado en tanto inserto en una semiósfera o universo de sentido, en que el sujeto comparte, experimenta o conoce la tradición, la cultura, la conformación social. Para Said el intelectual cuestiona las verdades consagradas y se entrega, a través de la lectura atenta e informada por el saber histórico, al esclarecimiento de los textos y de las condiciones de su escritura. La crítica situada privilegia entonces, la subjetividad, los valores políticos, sociales y humanos del sujeto crítico. “Los textos están siempre enredados con la circunstancia, el tiempo, el lugar y la sociedad; dicho brevemente, están en el mundo y de ahí que sean mundanos”.