Visceral (Parte II)
Ornella Lorca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I

Cambio de piel

 

Me he entusiasmado con otro aliento  y labios

que volaron como mariposas,

he sufrido mal de amores a tu espalda,

me he enamorado y el corazón que oculto estuvo dividido.

Todo eso ocurrió mientras tú, como una línea de tiempo

avanzas en una sola dirección.

He cambiado la piel

y la mujer que amas se quedó desnuda

atrapada en alguna decepción.

Ahora rasguño y enveneno,

el vino manchó mi hoja de vida,

las trenzas se soltaron en este cuento,

ahora soy el lobo con la capa de Caperucita.

El tiempo ha envenenado mi sangre,

siento la muerte siempre rondando,

desconozco si este cuento tendrá un final feliz

o si seguirás enamorado de esta mujer

que nace y ama todos los días

distinta.

 

II

Era poeta una vez al año

 

Yo era la que siempre escuchaba

era poeta una vez al año

siempre llego y me voy.

El horizonte de mis ojos oscurece temprano

se me cae el instante en el silencio,

soy un territorio humano

apenas reconocido.

Este es mi idioma,

esta guerra es apenas descriptible,

cuelgan pantalones en las paredes

soy mi propio conquista.

Vivo entre los ecos de un tiempo

que me niego a abandonar,

hay un cuarto vacío en cada mujer,

una lámpara que no se apaga.

Este es mi idioma:

el que sale por mi carne  y dispara flores.

Esta mi guerra:

la de las palabras y el silencio.

 

III

Derrota

 

Pelee una batalla que tenía perdida de antemano

pensé deliberadamente en todas tus formas,

la victoria rozó mis labios

todos mis rincones dibujaron mi derrota.

Pelee porque pensé que te evaporarías

como la lluvia al tocar la tierra,

pero me fui tragando las razones y dejé bailando

la figura que moldeaste con tus manos.

Todas las palabras tienen tu forma

todos los silencios tienen tus ojos,

pelee porque los cobardes me sacan ronchas

insistí porque pensé que el viento me llevaría

antes de besarte,

pelee porque creía en los secretos y en el tiempo.

Creí que alguien me buscaba entre la noche

que alguien me había dibujado antes de verme.

Pelee porque de otra forma no hay venganza

porque de otra forma no hay poesía.

 

IV

Somos el amor fallido de los dioses

 

Somos el amor fallido de los dioses

el pie que se quedó en la escalera,

los niños huérfanos hambrientos de caricias

mi mano con la tuya tropiezan todas las madrugadas.

Una canción tiene el tamaño de tus labios mentirosos

y creo que todas las melodías son mías

y creo que vivo más adentro de tu forma,

y que tu piel se ajusta a los misterios que busco.

Siempre quedará el encuentro,

el mensaje deforme que no pronunciamos.

Somos el amor fallido de los dioses

el eterno refugio cuyas llamas solo vemos nosotros,

volvemos a la cueva siempre

nos arrastramos con un sonrisa en los labios,

con la desgracia de estar siempre equivocados

con el dolor latiendo y las distancias.

Hay una sábana negra que no puede salvarnos

hay manchas que no se borran.

Tenemos planetas  distintos colgando en los ojos

otras batallas y conquistas perdidas.

Somos el amor fallido de los dioses

porque los dos cojeamos con el mismo pie.

 

 

V

Infierno

 

Soy huérfana de padre y madre,

tengo el alma quebrada y el vientre envenenado,

en mis costillas tengo un muerto

que camina sin raíces, sin nacimiento.

¡Este es el infierno!

Bienvenidos a la creación,

al sueño prometido de la felicidad,

así te deja el desafío…

sin piernas y con hambre en la mirada.

Hagamos un brindis por el verso nuevo,

bébete todas las palabras

para que engordes la brocha

y vomita el vino que nació en la última gota.

Es el gobierno del silencio

soy apta para cargos públicos

es la época del silencio,

a los animales no les crece pelo

se les acortó la lengua, pero se les agrandó el alma.

Es la estación del silencio

y escribo cartas con lenguaje no verbal

dialogo a garabatos contigo

mientras sonríes como un caballero.

Es tiempo en el silencio,

palabras rojas en una pared blanca

palabras negras saltando por tu ventana.

Nací muerta desde el primer suspiro,

soy el otoño remojado de los parques,

el vaivén de un columpio a punto de detenerse,

la bastarda que vino al mundo sin nacimiento.

 

VI

El eterno femenino

 

Me querías pálida y silenciosa

que camine muerta

con una sonrisa tenue,

que no corriera ni brincara

que me cruce de piernas al recostarme,

que te moviera la cola mientras eres tan efusivo.

Me querías de lejos para admirarme

querías el idilio todas las noches en tu almohada,

pero soy ésta que golpea tu puerta de madrugada

la que bebe las noches de lluvia,

la que sufre desde el fondo

la que tiembla y tiene colores en el esqueleto.

Me querías pálida y silenciosa

y soy ésta que ríe fuerte

y vuela de tus recuerdos

mientras duermes con una mujer

todos los días igual.

Me querías madre y de mi pechos no sale leche.