Pragmática: el estudio que acerca el lenguaje al mundo cotidiano[30]
Soledad Davidson Vera
Los años treinta del siglo XX fueron influenciados por tendencias y perspectivas muy específicas, donde el estructuralismo era la base del estudio de todo el lenguaje, enfocado básicamente en los aspectos funcionales de la lengua. En esta época encontramos a autores como Martinet, quien, basado en los estudios de otros teóricos como lo son Saussure, Trubetzkoy y Hjelmslev, que le precedieron, postuló una teoría muy importante: la lingüística funcional. Esta lingüística se centró en estudiar los aspectos fonológicos de la lengua, determinando la relevancia del lenguaje netamente por la estructuración de las palabras y letras. Hay que recordar que, en un sentido amplio, lo que le les interesaba a las escuelas de Praga y Copenhague, sobre todo a esta última, y como a sus respectivos representantes, era estudiar el lenguaje como un sistema, excluyendo por ello la incidencia de otras teorías que no tuviesen relación con la estructura del lenguaje.
Muchos autores de esa época prestaron excesivo interés a la forma de la lengua, dejando en segundo plano los elementos extralingüísticos presentes en el lenguaje, independientemente de que Saussure y hasta Chomsky reconocieran que la lengua debía ser estudiada de distintas maneras, una de las cuales sería poniendo énfasis en el lenguaje en acción. Pero fue Halliday quien observó el estudio del lenguaje no sólo desde una perspectiva descriptiva de relaciones internas, sino que también reconoció que el contexto extralingüístico es importante de considerar cuando se quiere comprender el lenguaje de manera más completa. Este teórico británico postuló que la lingüística debía estudiarse por medio de tres aspectos fundamentales: el material, el estructural y el contextual, admitiendo así que este último tenía la misma importancia que nociones que eran puramente formalistas y que evidentemente eran catalogadas como muy relevantes en la época en que se postularon. Halliday, a mí parecer, contribuyó a que la época comenzara a prepararse para comprender la importancia de la consideración de los hechos contextuales a la hora de estudiar integralmente el lenguaje.
El hecho de la consideración de un ámbito distinto al estructuralista para estudiar el lenguaje, el cual no tiene relación con la tendencia de la época, deja en claro que existen otros aspectos que pueden completar la visión del lenguaje que se tenía hasta ese entonces. El estudio intensivo de estos elementos extralingüísticos se enfatizó por en los años ochenta del siglo xx, a través de la teoría pragmática, con teóricos como Austin, Grice y Searle, quienes identificaron estos aspectos estableciendo normas y principios que son necesarios de atender para un funcionamiento adecuado de la comunicación del lenguaje. La pragmática, en un sentido amplio, es la realización del lenguaje, la acción de este, en determinados contextos. Este estudio del lenguaje logra dar mayor riqueza a las nociones estructuralistas antes nombradas, puesto que el lenguaje está para ser realizado por personas, en distintos lugares, con distintas costumbres, aspectos que habían sido invisibilizados sistemáticamente por los estructuralistas que se centraban en la lengua. Los representantes de este nuevo paradigma postularon que el lenguaje debía ser visto como un sistema de comunicación y que lo que realmente interesa es su uso en diversos contextos, por lo que esta teoría se separa completamente de la corriente estructuralista tan patente por varias décadas, enfocándose en el estudio de la funcionalidad del lenguaje en relación con sus usuarios.
La pragmática se interesa, entre otros aspectos, en el lenguaje cotidiano, el lenguaje empírico, los elementos conversacionales del habla, contrario al paradigma generativista anterior, el cual se abocó al estudio de textos provenientes de la lingüística pura, ideal, foco que no tiene relación con el lenguaje real, el “lenguaje auténtico”, como es conocido en pragmática y alejado del lenguaje de la realidad de las personas. Para esta teoría es sumamente importante identificar los factores y actores que hacen que una oración logre pasar a ser un enunciado con un propósito específico. La identificación de un emisor y destinatario, del contexto situacional y empírico, del motivo de la cooperación entre los hablantes, hacen que el lenguaje cobre sentido. Sin estos actores y factores no se podría haber llegado a concebir el lenguaje como una acción, o conjunto de interacciones constantes. Es gracias a esta teoría que entendemos que una oración puede pasar a tener diversos significados según el contexto en el que esta sea utilizada, puesto que la oración es una estructura gramatical, la cual, al ser empleada en un contexto específico, adquiere un determinado tipo de función, convirtiéndose en un enunciado, sobre el cual actúan muchos factores que lo definen como tal. Son las normas sociales y culturales las cuales determinan que una misma oración al utilizarte en diferentes contextos pueda alcanzar diversos significados, puesto que las distintas concepciones del mundo que tienen las sociedades y que operan como normas, influyen muchísimo en el uso de determinado tipo lenguaje.
Se podría decir entonces que la pragmática logra complementar y expandir la noción que se tenía del lenguaje, dado que tanto la estructuración interna del lenguaje como el contexto en el que una determinada oración se emite son de suma importancia a la hora de analizar el habla, aspectos que evidentemente deben ser estudiados por líneas separadas, puesto que el primero establece las normas por las que se rigen las palabras y la coherencia de las oraciones, mientras que el segundo, el contexto, logra esclarecer cómo y por qué es que estas estructuras son utilizadas de distintas maneras y qué sentidos ocasionan. La pragmática logra acercar el lenguaje al mundo cotidiano, puesto que las bases de su estudio están en la sociedad, en los agentes que participan dentro de una interacción comunicativa, logrando una perspectiva más apegada a la realidad de las personas que viven en diferentes lugares, a su cotidianeidad, reconociendo a su vez los principios que la rigen; los principios de cooperación, de cortesía, las máximas que deben cumplirse para que la comunicación sea la ideal, y que reflejan, además, cómo están organizadas las distintas culturas del mundo, permitiendo distinguir las distintas maneras que tienen de interactuar las personas de acuerdo a los rasgos sociales y culturales, dependiendo del lugar en los que han formado sus ideales, costumbres, etc., plasmados en su lenguaje en acción.
[30] Este ensayo fue escrito en el marco del trabajo final del curso “Bases teóricas del lenguaje y la comunicación” que dicta la Dra. Claudia Rosas en la carrera de Pedagogía en Lenguaje y Comunicación de la Universidad Austral de Chile.